¿Quién no amaría a estos protectores de la selva y las sabanas?
¡Cuánta belleza nos rodea! El mundo de la naturaleza es sorprendente por su diversidad, armonía y sabiduría. A pesar de que la humanidad lleva mucho tiempo estudiando la naturaleza, nuestro conocimiento de ella sigue siendo bastante limitado. Quizás alguien no sepa que una de las especias más cognitivas de la tierra no se sienta detrás de un escritorio. Pero, sin duda, lo encontrará deambulando por las praderas y los bosques caducifolios y de hoja perenne tropicales del sudeste asiático, India y África y en las sabanas africanas. Los curiosos ya han adivinado que estamos hablando de elefantes.
Los elefantes son criaturas fascinantes, y no es solo porque sean los animales vivos más grandes de nuestro planeta. Tienen un neocortex altamente desarrolado, o “parte pensante” del cerebro, que les ayuda a establecer relaciones y resolver problemas mientras actúan como jardineros en su ecosistema.
El promedio de vida de los elefantes es de 50 a 70 años, pero el más viejo conocido del mundo tenía 86 años cuando murió.
El elefante asiático y el elefante africano.
Hay dos especies distintas: el elefante africano y el elefante asiático. El elefante africano se divide en dos subespecies: elefantes de bosque y elefantes de sabana.
Los elefantes asiáticos miden aproximadamente 6,4 metros de largo, de 2 a 3,5 metros de alto y pesan alrededor de 5.000 kilogramos. Son más grandes que los elefantes africanos del bosque, pero más pequeños que los elefantes africanos de la sabana y destacan ambos por tener orejas más pequeñas y de forma más mesurada.
Sus patas también difieren de las de los elefantes africanos, ya que los elefantes asiáticos tienen estructuras más parecidas a uñas, con cinco en cada pata delantera y cuatro en cada pata trasera. El elefante asiático figura actualmente como una especie en peligro de extinción en la Lista Roja de la International Union for Conservation of Nature (IUCN) . Y, para nuestro mayor pesar, su población sigue disminuyendo cada día. Algunas estimaciones hacen referencia a una pérdida de población del 50% en los últimos 75 años y posiblemente solo quedan 20,000 elefantes asiáticos en la naturaleza.
Un poco más sobre los elefantes y su vida.
Los elefantes caminan a aproximadamente 6.5 kilómetros por hora y pueden nadar largas distancias. Sin embargo, son los únicos mamíferos que no pueden saltar. ¿Cómo de rápido pueden correr los elefantes? Los elefantes han sido cronometrados a una velocidad de 24 kilómetros por hora. Sin embargo, se cree que los elefantes pueden correr a una velocidad de hasta 40 kilómetros por hora en una distancia muy corta. Los elefantes adultos pasan unas 16 horas al día comiendo: necesitan hasta 300 kg de comida y 160 litros de agua al día. Tienen 6 juegos de molares de los que dependen para sobrevivir. Cuando se pierde el último conjunto, el animal no puede comer y finalmente muere de hambre.
La trompa de elefante es una multiherramienta muy impresionante. Usa su larga nariz para oler, respirar y tocar la trompeta, pero también se puede usar como una mano para agarrar cosas. Es lo suficientemente sensible como para recoger una brizna de hierba y lo suficientemente fuerte como para arrancar las ramas de un árbol. La trompa también sirve como una gran pajita: los elefantes pueden succionar hasta 14 litros de agua a la vez en sus trompas y luego soplar esta agua en la boca para beber. Al bañarse, también usan su trompa para rociarse con agua y lodo.
¡Sorprendentemente, la trompa del elefante tiene 40.000 músculos! Los elefantes tienen una piel muy sensible y utilizan el barro como forma de protección solar. Necesitan tomar baños de barro regularmente para protegerse de las quemaduras solares, las picaduras de insectos y la pérdida de humedad.
Las patas de los elefantes están recubiertas de un suave acolchado que ayuda a soportar su peso, así como a evitar que resbalen y entorpezcan el sonido de sus pisadas. Como resultado, los elefantes pueden caminar casi en silencio, a pesar de su enorme peso. Además, los elefantes usan sus pies para escuchar los estruendos subsónicos que hacen otros elefantes a través de las vibraciones en el suelo. Se ha observado que escuchan poniendo sus trompas en el suelo y posicionando cuidadosamente sus pies.
Los sentidos y el comportamiento social de los elefantes.
Los elefantes tienen ojos pequeños y mala vista, pero lo compensan con su increíble sentido del olfato, ¡el mejor de todo el reino animal! Los elefantes pueden oler el agua hasta a casi 20 kilómetros de distancia. Se comunican entre sí mediante el sonido, el tacto y el olor. Su audición es excelente. Pueden escuchar una llamada de trompeta desde hasta 8 kilómetros de distancia. Utilizan una amplia gama de sonidos para comunicarse entre sí, incluidos aquellos que los humanos no pueden escuchar. Los elefantes son animales muy sensibles y cariñosos, y se ha observado que expresan dolor, compasión, altruismo, juego e incluso descaro. Realizan ceremonias de saludo cuando un amigo que ha estado fuera por un tiempo regresa al grupo y, a veces, se “abrazan” envolviendo sus trompas.
Los elefantes rinden homenaje a los huesos de sus muertos tocando suavemente los cráneos y los colmillos con la trompa y las patas. Los elefantes pueden reconocerse a sí mismos usando espejos. Tales demostraciones de autorreconocimiento indican un nivel muy alto de conciencia, y eso es algo que solo los humanos, los simios, los cetáceos y las urracas saben hacer. Al ser criaturas extremadamente sensibles, se sabe que los elefantes muestran patrones de comportamiento similares al trastorno de estrés postraumático y la depresión. Las elefantas pasan toda su vida viviendo en grupos familiares estrechos con sus parientes hembras. La mujer mayor normalmente lidera el grupo. Los elefantes machos abandonan la manada entre los 12 y los 15 años y suelen vivir solos (aunque a veces pueden formar pequeños grupos con otros machos). Los elefantes son animales extremadamente inteligentes y tienen una excelente memoria. Las matriarcas confían en este recuerdo durante las estaciones secas cuando necesitan guiar a sus rebaños, a veces durante decenas de kilómetros, a abrevaderos que recuerdan del pasado. Los elefantes son capaces de reconocer y distinguir las voces humanas. Sorprendentemente, pueden notar la diferencia entre los lenguajes humanos, las voces masculinas y femeninas, las voces amistosas y las asociadas con el peligro.
El papel esencial de los elefantes en los delicados ecosistemas africanos y asiáticos.
El enorme tamaño de los elefantes significa que pueden dar forma al paisaje en el que se encuentran. A medida que se mueven y se alimentan, crean claros en las áreas boscosas, que dejan entrar la luz para que puedan crecer nuevas plantas y los animales más pequeños puedan sobrevivir. Son una forma muy importante de dispersión de semillas. Su estiércol rico en nutrientes también ayuda a reponer los suelos agotados para que los humanos puedan tener un suelo rico en nutrientes para plantar cultivos. Los elefantes también son importantes para otros animales en el medio ambiente. Cavan pozos de agua cuando los lechos de los ríos están secos para que otros animales puedan usarlos como fuente de agua, y sus grandes huellas pueden crear agujeros profundos para que el agua se acumule.
Los amplios senderos que excavan a través de la vegetación a medida que avanzan por el paisaje también pueden actuar como cortafuegos y escurrimientos de agua, y esto facilita el acceso de humanos y animales al bosque y la maleza.
Desafortunadamente, las poblaciones de elefantes tanto en África como en Asia están amenazadas debido a la bárbara actitud consumista de los humanos hacia estos animales. La palabra “elefante” proviene de la palabra griega “elephas” que significa “marfil”. El rapaz comercio de marfil es la causa principal por la que alrededor del 90% de los elefantes africanos hayan sido eliminados en el siglo pasado. Aunque muchos países han prohibido el comercio de marfil, todavía se matan más de 20.000 elefantes cada año para satisfacer la demanda de marfil.
