Alfonso XIII : su ayuda humanitaria en la Primera Guerra Mundial

¿Quién fue Alfonso XIII?
Fue el hijo póstumo de Alfonso XII y reinó en España desde 1902 a 1931. Recibió una educación eminentemente militar impulsado por su madre que regentó el trono hasta su coronación en 1902, al ser declarado mayor de edad. Se encontró con un país muy afectado por la reciente derrota en la guerra contra Estados Unidos y la consiguiente pérdida de los restos del imperio colonial, por lo que no fue nada fácil. Su reinado se caracterizó por intentar pacificar. Intentó desmontar el caciquismo y modernizar el sistema político tanto por parte de los conservadores, como por los liberales. Con el asesinato de Canalejas empezó a romperse el bipartidismo por la disgregación en facciones de los partidos del turno (gobiernos liberales del Conde de Romanones en 1912-13 y 1915-17 y del conservador Eduardo Dato en 1913-15).
Toda esta situación llevo a la quiebra del sistema de la Restauración a partir de la gran crisis de 1917, en la tuvo que lidiar con una huelga general, un movimiento corporativo en el ejército (las “Juntas de Defensa”) y una asamblea de Parlamentarios que reclamaba reformas democráticas al margen de las instituciones que ya había establecidas. Su reinado se caracterizó, por tanto, por una gran inestabilidad política y social, con gran aumento de los nacionalismos, así como un deterioro colonial.
Alfonso XIII desempeñó su papel de representante del Estado en el exterior, así en 1904 recibió en Vigo al emperador alemán Guillermo II y trató con él la cuestión de Marruecos, en 1907 en Cartagena se entrevistó con el Rey Eduardo VII de Inglaterra para tratar la situación en el mediterráneo, en 1913 ratificó en Francia el tratado que repartía Marruecos entre ambos países, pero su papel más importante es el que desempeño al mantener la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial (1914-18)
Alfonso XIII suspendió el ejercicio del poder real (aunque no abdicó formalmente) y abandonó España al tiempo que se proclamaba la Segunda República (1931). Juzgado y condenado en ausencia por las Cortes republicanas, el ex monarca se refugió en la Italia fascista y en 1941 abdicó en su hijo Juan de Borbón antes de morir. Antes había sobrevivido a tres atentados, uno en París (1905) y dos en Madrid (1906 y 1913). Quedó enterrado en Roma hasta que en 1980, restaurada ya la monarquía de los Borbones, su nieto Juan Carlos I hizo traer su cuerpo a España para depositarlo en el Panteón de Reyes de El Escorial.
Ayuda humanitaria
Después de que el diario francés “la Petite Gironde” publicara la noticia sobre como el Rey Alfonso XIII había ayudado a una girondina a encontrar a su marido, las peticiones de ayuda al rey español se multiplicaron desde Bélgica, Alemania, Francia o Italia. Esta situación obligó a la Casa Real a crear una oficina especial para canalizar la avalancha que se produjo. Para España, que vivía tiempos difíciles debido a la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898, esta ingente campaña humanitaria se utilizo como una operación de Estado. Sin embargo, esta operación, que generó más de 200.ooo expedientes, cayó en el olvido. Del total de expedientes unos 130.000 se refieren a la búsqueda de soldados desaparecidos.
Para llevar a cabo todas las acciones se reclutó a 46 trabajadores a través de la Oficina de la Guerra Europea y la Secretaría del Rey y se ocuparon, además de intercambiar información o noticias familiares, de tramitar dinero. Toda la fama y reconocimiento que ganó en el exterior del país el monarca, choca con el desafortunado final que tuvo su reinado en España.

Todo comenzó con la carta, que en 1917, una niña de 8 años “Sylviane Sartor” dirigió al monarca español en la que decía: “Majestad, mamá llora a todas horas desde que tiene a su hermano prisionero. Majestad, mamá acaba de recibir una postal ayer en la que él le decía que iba a morir de hambre. Majestad, si quisiera enviarle a Suiza, pues hace dos años que está prisionero y mamá va a enfermar con seguridad. Majestad, os lo agradezco por adelantado. Vuestra servidora Sylviane”. El rey contestó a la pequeña el mismo día: “Querida señorita: Yo procuraré lo mejor que sepa hacer para hacer que su mamá no llore; por lo tanto, tenga la bondad de darme noticias precisas sobre su tío para que yo pueda enterarme de su estado de salud y si es posible internarlo en Suiza. Mis mejores recuerdos. Alfonso XIII Rey”. El monarca se ocupó de que el tío de la pequeña “Achile Delmonte” fuera repatriado. Este caso tuvo gran resonancia en la prensa internacional.
Muchos más casos siguieron a esta primera búsqueda. Así en 1916 se puso en marcha la Oficina de la Guerra Europea, la cual tuvo bastantes éxitos, pero también bastantes intentonas fallidas. La oficina llevaba un fichero de control de los expedientes y en total se prestó ayuda a : 122.000 prisioneros franceses y belgas, 7950 ingleses, 6350 italianos, 400 portugueses, 350 estadounidenses y 250 rusos.
La institución Patrimonio Nacional rescató e ilustró la historia con todo lujo de recursos en una exposición titulada “Cartas del Rey”, la cual tuvo un gran éxito y tuvo que ser ampliada.